La cuestión social surge
en el exterior, en otras cosas
por la iglesia católica, en su
encíclica “Rerum novarum”, en ella el Papa León XIII dejó ver muchas carencias
de la clase baja. La mayor demostración de ésta, fueron los conventillos, el
duro trabajo que realizaban incluso, niños y personas ancianas, en las que eran
muchas horas por un sueldo pagando en
fichas, debían comprar en las “pulperías” que, siendo los mismos dueños (sus
patrones) los que vendían a muy alto precio la mercadería; haciendo más
precaria aún los niveles socio-económicos
de la clase obrera.
En lo laboral, los obreros trabajaban más de 18 horas al
día, sin descanso alguno, y en las empresas privadas a través de la
“industrialización” la mayoría de los obreros morían por accidentes en las
maquinas. No tenían derechos, ni nadie que les explicara los riesgos que
corrían, y si alzaban la voz eran despedidos; y como la necesidad de trabajo
era alta, no demoraban en encontrar su reemplazo.
Otro de los hechos que permite este movimiento es la
escasa ayuda del gobierno en las políticas públicas en cuanto a lo laboral, ya
que la mayoría de los políticos de la época eran los dueños de minas, pulperías
y centros portuarios, existiendo así una fuerte corriente liberal, causado por
las injusticias laborales.
Los obreros trabajaban hasta 14 horas diarias, con escasa
protección y ayuda social, esto se daba no solo en las salitreras sino en los
puertos e industrias.[i] En
una familia de clase baja, era común ver a la mujer, ancianos y niños
trabajando para los privados, quienes pagaban en fichas que únicamente servían en las pulperías
locales, siendo una de sus mayores
características los altos precios de sus
productos y donde los patrones eran también sus dueños.
Los obreros se organizaron para obtener
mejoras laborales relacionadas con el buen trato y mejoras en el sueldo, esto lo quisieron lograr mediante huelgas que
ocasionaran dificultades en el trabajo, sin embargo el gobierno hizo caso omiso
a estas demandas pidiendo que interviniera el ejército por ser los trabajadores
subversivos y revolucionarios.
A pesar de sus diferencias, cada una de estas tres corrientes
coincidió en la urgente necesidad de otorgar pronta solución a los problemas
derivados de la cuestión social, que hacia el año 1920 se convirtió en una
preocupante cuestión política, traspasando las fronteras de la opinión pública
e insertándose de lleno en los planes del Gobierno y del Congreso Nacional[ii]
No
solo los abusos de los dueños de las empresas eran tema de cada día, sino que
la centralización de los que vivían en el campo en busca de un mejor pasar
llevo a cabo atochamiento en los cuales, la capital claramente estaba
sobrepoblada. Este modelo es calcado a lo que ocasionó en Europa la
industrialización.
Al
pensar que en Santiago estaba “la América” como alguna vez se pensó de la
américa indígena, la gente convivía diariamente con condiciones insalubres y
con constante infecciones y enfermedades, además de las causadas por las
relaciones sexuales, violaciones y el trabajo temprano de los niños también les
ocasionó problemas en el desarrollo físico y psicológico, además de la
desnutrición esto sumado a la pediculosis, tuvo como consecuencia un chile
subdesarrollado e inferioridad notable.
Los
dueños de empresas vieron esta situación y abusaron notablemente de esto,
haciendo trabajar a los obreros más de
lo normal, no respetando si son niños o ancianos, si están enfermos o son
discapacitados. Las situación era está el que no trabaja no come así de simple.
El gobierno no generó políticas públicas de apoyo, quizás porque también ellos
tienen alguna empresa privada que utiliza esta política.
Tras
de cada obrero trabajando habían miles tras de su puesto esperando una oportunidad
laboral, porque normalmente en un grupo familiar que se movía a las industrias
generalmente el padre buscaba empleo, los niños (hombres) los acompañaban
compartiendo la misma suerte en el ámbito laboral y sus mujeres eran o dueñas
de casa, o, salían a lavar ropa o cuidado de niños adinerados. Las niñas se
quedaban en los conventillos lavando ropa, y el “aseo” del cuarto donde vivían.
Generalmente eran violadas o quedaban embarazadas muy tempranamente, lo que
aumentaba aún más la presión del grupo familiar, por supuesto, la esperanza de
vida rodeaba los 20-40 años como máximo. Los dientes se caían muy tempranamente
y la salud como dijimos era paupérrima.
En
la empresa el obrero trabajaba 14 horas o más donde no tenía asegurado su
salud, se le pagaba con fichas que se gastaban en las pulperías. Esta situación
que nadie quería tocar, que era invisible para el estado, la clase alta y el
clero (parte de él) lo llamaron “cuestión social”. Nadie quería reconocer la
crisis económica, social y política y las repercusiones ya se comenzarían a escuchar;
la clase explotada tímidamente se está organizando y gestando un proceso interno,
proceso social lleno de cambios que al
momento de iniciarlo jamás pensaron llegar a tales dimensiones.
Una
de las grandes consecuencias de las manifestaciones obreras para mejorar las
condiciones laborales fueron la creación de las reformas laborales actuales
resguardados en el código del trabajo como por ejemplo las condiciones y
creación del contrato de trabajo implantado en el art. 158-159 del código del
trabajo, en las manifestaciones se inspiró el partido comunista.
No
solo por las notables explotación se gestó este movimiento llamado a enfrentar
la cuestión social, sino que por corrientes europeas traídas desde
intelectuales, sino que por la iglesia católica. Criticada por un sector de
ella (más conservadora) pero ya manifestada por León XIII en su encíclica rerum
novarum quien tras un profundo estudio logró remover las conciencias de las
clases más conservadoras y poderosas de Chile y el mundo
Bibliografìa:
[1] Varios
autores. (Año no identificado). Chile en
el siglo XX. Editorial: Planeta.
[2] Archivos
biblioteca nacional. (fecha no definida). La cuestión social en Chile (1880 –
1920). Recuperado de http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-93136.html
Por: Catalina Ossandón.
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